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¿Por qué el carbón vegetal no es un combustible fósil?

Del total de energía producida en el mundo en 2016, fueron combustibles fósiles un 81 % de las fuentes. Son datos de la AIE (Agencia Internacional de la Energía). Encabeza la lista el petróleo (32 %); le siguen el carbón (27 %) y el gas natural (22 %); en efecto, ellos tres son los combustibles de origen fósil. Pero ¿se encuentra el carbón vegetal entre ellos? Y si no es así, ¿qué es el carbón vegetal? ¿Para qué sirve? ¿Se puede considerar un combustible renovable?

planta rural para producir carbón vegetal
Planta rural para la producción de carbón vegetal

¿Qué es el carbón vegetal?

Tanto el carbón vegetal como el mineral se obtienen a partir de restos vegetales. El primero se puede fabricar en 10 años —el cómputo incluye el periodo de crecimiento de la planta—. La Tierra, en cambio, necesita algo más de tiempo para elaborar el segundo. Unos 300 millones de años, en concreto. ¡No se llama carbón mineral en vano!

El carbón mineral más antiguo de la Tierra se formó en el Carbonífero. Hongos, bacterias, altas presiones y temperaturas cercanas a 250 ºC transformaron los bosques de helechos que entonces poblaban el planeta en rocas sedimentarias negras ricas en carbono —como la hulla y la antracita—.

La palabra fósil proviene del latín fossilis y significa ‘excavar’. En efecto, el carbón mineral se extrae de minas. Esta es la fuente de energía altamente contaminante que se quema en centrales termoeléctricas de carbón para producir electricidad. Por su largo ciclo de formación, y a pesar de ser el combustible fósil más abundante de la Tierra, el carbón mineral se considera un recurso no renovable.

El carbón vegetal, por el contrario, sí es un recurso renovable —como también lo es la leña— . Se obtiene al calentar madera con muy poco oxígeno. El fin que se persigue es retirar agua y compuestos volátiles. De esta combustión incompleta resulta el carbón vegetal, un combustible ligero que arde a unos 1100 ºC. Lo hace sin apenas emitir humo y con poca llama.

Entonces, si no se considera un combustible fósil, ¿qué es el carbón vegetal? Biomasa. El carbón vegetal es biomasa sólida. La biomasa es una fuente de energía renovable que se obtiene de materia orgánica. Y se presenta en distintas formas: líquida (bioetanol), gaseosa (gas metano) o sólida (leña, carbón vegetal).

Empresas distribuidoras de carbón vegetal y biomasa sostenibles

El carbón vegetal y otros combustibles sólidos se pueden adquirir a través de empresas distribuidoras de biomasa. Ibecosol, por ejemplo, es un distribuidor de carbón vegetal y biomasa que también distribuye pellets y leña de encina para chimeneas, hornos y estufas. Asimismo, los distribuidores de biomasa también suelen comercializar productos como astillas de pino (para encender el fuego) o briquetas de madera. Las briquetas se obtienen al prensar serrín y virutas de madera seca sin tratar.

Sin considerar las emisiones de CO2 —de las que luego hablaremos—, por ser biomasa que proviene de madera, el carbón vegetal puede contribuir a la deforestación. ¿Cómo evitarlo? Las empresas que deseen abastecerse de carbón vegetal sostenible pueden demandar carbón ecológico certificado. Sellos como FSC y PEFC garantizan al consumidor que la materia prima usada para elaborar dicho carbón proviene de bosques de gestión responsable.

Usos presentes e históricos

El uso de carbón vegetal para fabricar hierro se remonta a la época romana. Por motivos económicos fue sustituido por carbón mineral en el siglo xix. Sin embargo, la industria siderúrgica no es la única en usar este tipo de biomasa. De hecho, aparte de combustible, el carbón vegetal tiene otras aplicaciones:

  • Combustible para cocinar: a diferencia de la leña, el carbón emite poco humo. Por ello contamina menos el aire (en el momento de quemarlo) de lo que lo hace la materia orgánica equivalente sin carbonizar.
  • Agente reductor: por ser rico en carbono, este carbón permite obtener mineral puro reduciendo sus óxidos metálicos.
  • Pirotecnia: con él se produce pólvora negra, una materia prima esencial para producir fuegos artificiales.
  • Agente filtrante: al activar el carbón se forman pequeños poros que aumentan el área superficial del material. Por su porosidad interna, el carbón activo se usa como agente adsorbente para purificar agua potable. También se emplea en medicina para tratar intoxicaciones. Son solo algunos ejemplos: el carbón activo tiene infinidad de usos en cosmética, en la industria farmacéutica, etc.
  • Bellas artes: históricamente se ha molido carbón para usarlo como fuente de pigmento negro con fines artísticos. Por otra parte, los carboncillos no son sino ramitas carbonizadas de ciertos árboles o arbustos (vid, sauce, nogal).
  • Enriquecedor del suelo: biochar o biocarbón es el nombre que se le da al carbón vegetal fabricado por pirólisis de materia vegetal cuando está destinado a enriquecer suelos pobres en carbono.

Impacto sobre el medioambiente

No solo las energías fósiles emiten dióxido de carbono. A pesar de ser renovable, también la biomasa emite este gas de efecto invernadero. Por tanto, también contribuye al calentamiento global.

En el caso que nos ocupa, 1 kg de combustible sólido contiene entre 620 g y 820 g de carbono (C). Cuando se quema, cada átomo de carbono se combina con dos de oxígeno (O). Es decir, se forma dióxido de carbono (CO2). Así, cada kilo de carbón vegetal emite entre 2.5 kg y 3 kg de CO2.

La deforestación masiva de bosques para fabricar carbón vegetal es otra forma de agresión del medio ambiente. Es el caso, por ejemplo, del Parque Nacional de Virunga, en la República Democrática del Congo. La destrucción de su hábitat supone una amenaza primaria para la supervivencia del gorila de montaña. Esta es una subespecie de gorila oriental de la que solo quedan dos poblaciones en libertad.

Por último, la evaluación del carbón vegetal que se exporta a Europa ha puesto de relieve que en ciertos casos este proviene de madera tropical de la no se declara el origen. He aquí, pues, otra razón para apostar por el carbón vegetal de encina de origen nacional elaborado, por ejemplo, con residuos forestales provenientes de la tala de árboles muertos o claras. Tales tratamientos, además, ayudan a mejorar y vigorizar las dehesas y los bosques locales.

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