A partir de este momento se te abren dos opciones. Puedes seguir pensando que la culpa la tiene el empedrao… O cortar el rollo. Dejar de buscar excusas inútiles y justificaciones vacías sobre las consecuencias de tus actos. La contaminación del planeta es cosa de todos: también de ti. Reflexiona, piensa acaso no es esto cierto.

Cada océano tiene su giro, es decir, un vórtice de corrientes marinas resultantes de la acción del viento. Y es en estos giros océanicos donde se acumulan los plásticos. Sí, las famosas islas de plástico. Y cada océano tiene la suya. Todas ellas dañan la vida marina, pero también tienen impacto sobre nuestra salud. También sobre la tuya.

Por otro lado… No siempre el plástico es el culpable. También algunos productos naturales lo son. Por ejemplo, la industria del aceite de palma es la responsable de la destrucción de algunas de las áreas de mayor biodiversidad de toda la Tierra.

Y los anteriores son solo dos ejemplos de algunas cosas que puedes cambiar. Y puedes empezar hoy mismo. Está en tu mano dejar de comprar cosas innecesarias. Y sustituir los productos fabricados con materiales contaminantes por otros más sostenibles, y ecológicos.

Los pesticidas, insecticidas, fungicidas y fertilizantes que usa la agricultura convencional erosionan los suelos. También alteran los ecosistemas y disminuyen la fertilidad de los campos de cultivo. Además, son causa de la muerte de millones de insectos, como las abejas.

Está en tu mano comprar productos elaborados con ingredientes ecológicos, libres de químicos de síntesis o fitosanitarios perjudiciales para tu salud (y la del planeta). Elige en la medida de lo posible frutas y verduras ecológicas. Y déjate de mezclar polietileno con poliuretano; quiero decir: no pongas tus frutas y verduras en bolsas de plástico. ¡Llévate de casa tus bolsas de tela de algodón orgánico!

Piensa también que el tipo de materiales de construcción que uses para reformar o construir tu vivienda tendrá su impacto sobre el medio ambiente. Y sobre la calidad del aire en el interior de tu vivienda.

Puedes usar aislantes de materiales ecológicos y naturales, como el corcho, en sustitución de los aislantes plásticos,  como el poliestireno extruido. El económico, pero nefasto, XPS es uno de los plásticos que más tarda en degradarse: entre 500 y 1000 años.

Para pintar tu casa, puedes comprar pinturas ecológicas naturales de cal o silicato. Pero si prefieres pintura plástica, compra una ecológica con etiqueta ecoLabel. Las pinturas con ecoetiqueta emiten menos COV (compuestos orgánicos volátiles). Además, se fabrican de acuerdo a criterios de impacto medioambiental reducido.

Además, las pinturas ecológicas con ecoetiqueta ecolabel están libres de productos tóxicos y cancerígenos y la emisión de residuos y dioxido de carbono es menor que en las normales.

También en la oficina o en tus estudios puedes hacer mucho para reducir tu huella ecológica. Ya no solo hablamos de comprar papel reciclado: muchos materiales de papelería se fabrican con materiales reciclados posconsumidor.

Por ejemplo: puedes usar plumas con convertidor, bolígrafos ecológicos de plástico reciclado (residuos recuperados) o rotuladores rellenables con tintas basadas en agua o alcohol (sin xileno, tolueno ni otros químicos nocivos). Guárdalos todos ellos en un cubilete de madera de bambú.

Ah, y no tienes que reducir a los pósits, puesto que algunos se fabrican con papel reciclado. En cuanto a adhesivos, puedes usar celo, cinta de embalar y pegamento de barra, todos ellos ecológicos y libres de disolventes.

La limpieza del hogar no es una excepción. Por suerte, hoy ya existen multitud de productos de limpieza ecológicos. Dos buenos ejemplos son las pastillas de lavavajillas ecológicas y las nueces de jabón.

Estas últimas son el curioso fruto del árbol del jabón, contiene saponina y son efectivas para lavar con agua caliente (en lavadora). Pero en tu cocina y baño tampoco deben faltar:

• Toallitas de bambú reutilizables
• Papel higiénico reciclado
• Compresas reutilizables de tela
• Cepillos de dientes de bambú
• Pasta de dientes ecológica
• Toallitas desmaquillantes de bambú
• Cepillos para el pelo de madera de bambú

Para concluir, hablemos brevemente del ocio. ¿Ya te has decidido a intentar consumir lo menos posible? ¿A sustituir el plástico por materiales ecológicos más sostenibles en los productos cotidianos? ¡Cuánto más en productos de ocio y diversión!

Por ejemplo, puedes practicar yoga sobre una esterilla ecológica de goma natural. Las de PVC, no solo son contaminantes, pueden ser tóxicas y liberar disruptores endocrinos.

Pásate también por las categorías de bricolaje, juguetes e informática. ¡Quién sabe! Tal vez allí encuentres alternativas a productos que ni imaginas.

Resumiendo: debes dejar de dar betún al plástico. ¡Mejor dale calabazas! Hace unos 60 años que empezó la era de los PUT. Y ya va siendo hora de cambiar de ciclo…

En efecto, a mediados del siglo XX, la publicidad nos convenció de que los productos desechables eran el mismísimo bálsamo de Fierabrás:

— Use los platos y luego tírelos —nos decían—, olvídese de lavarlos.

Pero hoy hemos recuperado el juicio. Nuestros abuelos no estaban equivocados: los productos deben ser reutilizables. Así era entonces, y así debe seguir siendo.

En conclusión: esta página te puede venir como pedrada en ojo de boticario para tus compras sostenibles. Así que manos a la obra. ¡Añádela a favoritos y compártela con tus amigos!