La demanda de instalaciones fotovoltaicas para autoconsumo eléctrico ya no es algo exclusivo de autocaravanas o de viviendas aisladas. El coste de las energías fósiles —carbón, petróleo y gas— es cada vez mayor. Y el miedo a que el paulatino agotamiento de estos recursos encarezca la factura, sumado a la necesidad de reducir la huella de carbono para combatir el calentamiento de la Tierra, son dos causas del interés de la población por la energía solar.
Pero ¿qué lugares son aptos para instalar paneles solares? Con el fin de arrojar luz sobre el asunto, y nunca mejor dicho, respondemos aquí a las dudas más comunes sobre las placas solares y las estructuras que las soportan.
Índice
¿En qué tejados se pueden instalar paneles solares?
Como es lógico, la cubierta de un edificio es un lugar muy apropiado para instalar placas solares, por varios motivos. Primero, por su altura, la irradiación solar es elevada. Segundo, el riesgo de que la vegetación o los edificios cercanos proyecten su sombra sobre los paneles es menor que si, por ejemplo, se instalan en la parcela. Tercero, la dificultad de acceso a la ubicación disuade del robo y el vandalismo. Por último, se abarata el coste, ya que se aprovecha la estructura existente del tejado.
Los tipos de tejados aptos para placas solares son aquellos que cumplen las condiciones básicas de la instalación. Estas condiciones pueden resumirse en dos requisitos. El primero, favorecer la producción de electricidad de las celdas solares. El segundo, soportar con garantías la estructura en que se disponen los paneles.
Dicho esto, ¿qué tejados no serían aptos para instalaciones fotovoltaicas? Por ejemplo, las cubiertas vegetales (paja, brezo) o las de cristal. Tampoco son recomendables para la instalación las cubiertas en mal estado en las que se prevean reformas durante la vida útil de las placas solares, que ronda los 25 años. Ya que, para efectuar estos trabajos de reparación, sería preciso desmontar y reinstalar las placas, con el coste que ello supone.
Requisitos de la cubierta para instalaciones fotovoltaicas
A modo de resumen, los seis aspectos del tejado que determinan si es apropiado para instalar placas solares son los siguientes:
- Tamaño
- Forma de la cubierta
- Inclinación de las vertientes
- Material del tejado
- Orientación
- Nivel de sombra
En primer lugar, del tamaño del tejado depende la máxima potencia instalable. Si ya se conoce el número de placas necesario para cubrir el consumo eléctrico del edificio, basta con calcular el área que ocupan para averiguar si la cubierta dispone de suficientes m² para su instalación.
En segundo lugar, la forma de la cubierta influye en la forma de instalar los paneles (y, por ende, en el presupuesto). ¿Se trata de una azotea transitable? ¿De un tejado inclinado con una única vertiente? ¿O de una cubierta a dos o cuatro aguas? Además, obstáculos como ventanas tipo Velux, mansardas, claraboyas o chimeneas reducen el área útil para las placas.
En tercer lugar, en tejados inclinados, el ángulo de las vertientes determina el rendimiento solar y la facilidad de acceso del instalador. En España, la inclinación óptima de las placas es de entre 20º y 35º. Sin embargo, la inclinación se puede corregir en las azoteas y los tejados puntiagudos por medio de la estructura. Por tanto, en este aspecto casi todos los tejados serían aptos para instalar placas fotovoltaicas.
El material con que está construido el tejado es, en cuarto lugar, uno de los aspectos que más dudas genera al usuario. Si el tejado es de teja, ¿esta es de cerámica o de hormigón? ¿Se encuentra en buen estado? ¿Soporta la pisada sin romperse? Por ejemplo, instalar placas solares en un tejado de pizarra puede resultar complicado por las características físicas de estos. Por el contrario, son ideales, por la sencillez de la instalación —incluso sin tornillos—, las cubiertas de placas metálicas o paneles sandwich.
En quinto lugar, ¿qué orientación tiene el tejado? Lo ideal es que mire hacia el sur. Pero, ¡ojo!, no hacia el sur magnético, que es el que nos indica la brújula, sino hacia el sur geográfico. Una buena forma de conocer la orientación de nuestro tejado es consultar las coordenadas en aplicaciones como Google Maps. No obstante, como en el 3.er punto, existen estructuras que corrigen este factor.
Por último, la irradiación solar sobre las placas fotovoltaicas depende del nivel de sombra. Evidentemente, esta no es una característica del edificio en sí, sino del lugar sobre el cual se erige. Si la sombra no es causada por edificios cercanos, sino por árboles, el primer paso es comprobar si están incluidos en el Catálogo de Árboles Protegidos de la Comunidad Autónoma o el Ayuntamiento. En tal caso, las talas o las podas drásticas estarán prohibidas.
Estructuras y accesorios de soporte para placas solares
La estructura que soporta las placas solares sobre el tejado está formada por perfilería, anclajes y, en ocasiones, accesorios de refuerzo. Según la naturaleza del tejado, estos elementos se anclan directamente en la cubierta o bajo la estructura que soporta las tejas. Los describimos a continuación:
- Perfilería: barras largas que sustentan los paneles solares. En las estructuras coplanares de aluminio, por ejemplo, se disponen las placas sobre un mismo plano
- Anclajes: accesorios que anclan la perfilería al tejado. Verbigracia: tornillos, varillas roscadas, pinzas de sujección… Destaca el salvatejas, un elemento que protege la teja del tejado al descargar el peso de la estructura sobre el forjado de hormigón, las vigas de madera, las correas metálicas…
- Elementos de refuerzo: mejoran la rigidez y robustez de la estructura (escuadras, pletinas, ángulos)
- Bloques de hormigón: contrarrestan la acción del viento sobre la estructura. Se usan en cubiertas transitables planas (azoteas) para sustentar la estructura sin anclarla al suelo
Para concluir, queremos hacer hincapié en que la energía solar fotovoltaica se puede almacenar en baterías. Las instalaciones autónomas brindan un extra de seguridad a los consumidores. Por dos razones, principalmente.
En primer lugar, una instalación de autoconsumo reduce o elimina la dependencia del edificio de la red eléctrica a la hora de cubrir su demanda energética, lo que aporta tranquilidad ante posibles averías del sistema eléctrico o los cortes de suministro. Asimismo, atenúa el miedo al incremento de precio de la factura en escenarios como el actual, en el que las energías no renovables son cada vez más escasas y, por consiguiente, más caras.