La moda sostenible requiere un esfuerzo económico extra. Es cierto. Convertir el derroche de recursos en consumo responsable implica un mayor coste para el bolsillo. Sin embargo, una vez sorteado dicho obstáculo —por ejemplo, al canjear cantidad por calidad— la nueva generación de ropa ecológica para mujer solo aporta ventajas. Hablamos en este artículo del papel clave de una tendencia que aúna estilo de vida consciente, durabilidad y respeto por el medio ambiente.

Índice
Menos es más: alternativas sostenibles de moda femenina
Si la moda rápida intensifica la cultura del usar y tirar, la ropa ecologica de mujer brinda, por el contrario, el poder de cambiar el mundo. He aquí una nueva forma de entender la moda que sobre la base de la economía circular y el compromiso social aspira, ahí es nada, a construir un nuevo modelo de sociedad.
Quizá cueste ver en el acto de vestirse el impacto que tiene sobre la naturaleza la ropa que escogemos. Pero la ONU nos recuerda, por ejemplo, que se precisan 7500 litros de agua para fabricar unos vaqueros. Y más allá de la huella hídrica de cultivos como el algodón convencional, se encuentran las enormes emisiones de carbono, causa principal del calentamiento global. De hecho, el organismo internacional considera la industria de la moda como la segunda más contaminante (solo por detrás de la petrolera). Pero el daño ambiental no acaba ahí, pues se calcula que el 85 % de los textiles acaba en vertederos.
Urge, en definitiva, elegir alternativas de ropa más sostenibles. Prendas de calidad que resistan el paso del tiempo. Procesos responsables a lo largo de toda la cadena de producción: desde el cultivo hasta la venta, sin olvidar el transporte. Dicho sector, en efecto, figura entre las mayores fuentes de contaminación en el mundo, con el transporte marítimo y el aéreo como firmes contribuyentes a las emisiones de gases de efecto invernadero.
Para mitigar todo lo dicho, nada como recurrir a talleres locales. Los beneficios de esta forma de producción son múltiples. Por nombrar solo algunos, la huella de CO2 de unas camisetas ecológicas hechas en España, pongamos por caso, será siempre menor que la de una prenda equivalente importada de Asia.
Asimismo, tiene poco sentido hablar de compromiso con el planeta sin considerar las necesidades de sus habitantes; es forzoso, en consecuencia, escoger marcas que ofrezcan condiciones de trabajo dignas para todas las personas: también para quienes confeccionan las prendas. Además, existen firmas de moda femenina sostenible que ofrecen moda para mujeres hecha por mujeres, lo que supone una ayuda vital para casos en situación vulnerable.
En conclusión, se puede cuidar del entorno sin renunciar a vestirse bien. Tejidos como el algodón ecológico, la viscosa reciclada, el lino o el bambú ofrecen a los diseñadores la libertad de crear prendas versátiles que combinan con distintos estilos y que mejoran, en muchos casos, las propiedades de los textiles tradicionales, ya se trate de transpirabilidad, ligereza o frescura. Optar por ropa con materiales orgánicos o reciclados promueve la economía circular, estimula el consumo responsable y reduce el uso de pesticidas.