Son de polipropileno. Portan el número 5 en el código de identificación de los plásticos. Y tardan unos 100 años en descomponerse. Pero hay dos alternativas a las pajitas de plástico: las pajitas desechables biodegradables o reutilizables. A diferencia de las tradicionales, las biodegradables sí se descomponen velozmente. De hecho, la naturaleza las absorbe en unos tres años.
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¿De qué están hechas las pajitas de plástico?
Las pajitas de plástico desechables son de polipropileno, un polímero no natural. Los polímeros son materiales formados por cadenas de moléculas simples: los monómeros. Una reacción química, muchas veces ayudada por un compuesto químico que sirve como catalizador, enlaza estas sustancias entre sí.
En el polipropileno (PP), la molécula simple que se repite es el propileno. Este es un hidrocarburo alqueno, también llamado propeno. El propeno es el segundo compuesto químico más usado en el mundo. Después del ácido sulfúrico. El corrosivo ácido basado en azufre se fabrica en tal cantidad que es una medida de referencia de la capacidad industrial de un país.
El propileno se obtiene calentando petróleo, en proceso llamado termólisis. Es incoloro y huele ligeramente a combustible. Equivale al etileno, el gas usado para fabricar plástico polietileno. Ya en forma de PP, este plástico tiene, como casi todos, un inconveniente: tarda cerca de cien años en degradarse.
¿Por qué debemos abandonar el consumo de pajitas de plástico?
Según Greenpeace, solo en España se consumen cada día 13 000 000 de pajitas de plástico. Los residuos plásticos en que se descomponen llegan al mar. Y son los responsables de la muerte de más de un millón de aves y cien mil mamíferos cada año.
En la mayoría de las veces, la pajita de plástico es prescindible. España es el mayor consumidor de pajitas de Europa, con casi un tercio del total (36 000 000 anuales). Además, el país solo recicla una ínfima porción de sus plásticos.
Pajitas reutilizables o desechables biodegradables
Por confundirlos con comida, los restos de plástico son ingeridos por muchos animales. Es uno de los motivos por los cuales Greenpeace pide la prohibición de las pajitas desechables de plástico. Pero no hay por qué esperar a que lleguen tales medidas. Porque ya existen alternativas a las pajitas de plástico. En concreto: las desechables biodegradables o reutilizables.
Las pajitas desechables de papel son una de las alternativas ecológicas a las de plástico. Estos popotes son muy útiles en comercios de comida rápida.
Sin embargo, para no renunciar en casa a beber nuestra bebida favorita con pajita, existe una mejor opción: reutilizarlas. Por ejemplo: las pajitas reutilizables de bambú o de silicona, y también las pajitas de acero inoxidable.
Conclusiones
La conclusión es esta: beber con pajita sin contaminar la Tierra es posible. Solo hay que abandonar la cultura del PUT (Plástico de usar y tirar). Tenemos que poner coto al plástico. Y recuperar la cultura del producto reutilizable, aquella que, tras la llegada de este, empezó a desaparecer, allá, sobre los años 60 del siglo XX.